jueves, 2 de agosto de 2012

Unvergesslich Erfahrung

Este verano he pasado dos semanas en Alemania, y ha sido el primer viaje que he hecho sola, sin familia ni amigos. La verdad es que ha sido una sensación extraña, pero agradable, ir sola por una ciudad desconocida. Bueno, nunca he llegado a estar sola. Como mucho algunas horas en los trenes y el metro para volver a casa. 'Casa'. Mi segundo hogar. Me han pasado cosas increíbles en el sentido literal de la palabra: he llegado a pensar que las he soñado. Pero no, todo pasó realmente. La gente que conocí, los amigos que hice, lo que me hicieron, lo que me dijeron... Todo. Y a pesar de que 'lo que pasa en Alemania se queda en Alemania', allí tomé algunas decisiones importantes que han influenciado mi vida aquí, y la vida de los que me rodean. Indirectamente, la gente que conocí allí me ha enseñado cosas, ha cambiado mi carácter y mi personalidad. Incluso mi aspecto físico o mis gustos han variado. Me sorprendí a mí misma llorando en la despedida. ¡Yo! Hacía años que no lloraba, y en aquellas lágrimas estaban los recuerdos que todavía llevo conmigo y no he compartido con nadie. No, en realidad no tengo un solo confidente a quien contar todo. Suelo ser yo al tratar con los demás. Esta es otra razón por la que mola tener blog, es un desahogue continuo. 
Pero me estoy desviando. Aunque nunca leerán esto, quiero hacer una 'mención especial' a Aser, mi alma gemela; Álex, a quien me habría gustado conocer mejor; Michaela, que era un reflejo de lo que en mi imaginación me gustaría ser; Sven, patriota francés; Jean Baptiste, de quien me faltaron muchos más abrazos prietos y pellizcos en el culo; Magda, con quien me he reído incontables veces; Mattia, con quien debí haberme metido en el baño del Tapasitos; Honza, que era la hostia; Vašek, que aunque sabía disimularlo como nadie solo se fijó en una cosa de mí (bueno, en dos...); Deniz, que es la chica más dulce que he conocido en mi vida; Ivan, que me caía mejor de lo que nadie creería; Linares, que podría haber ganado si se hubiera arriesgado; Karina, que tenía un estilo único y especial que me parecía casi perfecto; Oksana, que no era tan estirada después de todo; Julia, que me recordó a como era yo antes; Lilly, que tenía unos ojos impresionantes; Igor, que me gustó realmente por su lado salidorro y descarado; Luisa, que pasaba demasiado desapercibida; Kevin, que fue el primero en el que me fijé aunque no llegué a caerle bien; Natalia, que también era amable y cariñosa; y por último Esteban, que asegura que le gusté (¿gusto?) aunque prácticamente me demostró lo contrario. 
Nadie ajeno a mi vida, y cercano tampoco, puede leer esto y verlo como yo. No es una oda, ni una mención bonita. Es un recuerdo. Por más que me pese, les olvidaré. No quiero que pase pero es así. Esta es mi forma de mantenerles en mi mente. He llegado a querer a la mayoría. La despedida fue leve y dura, pero la asimilación de la vuelta a casa fue lo peor. Aquí estaba yo, en mi casa, con mis padres... Y ellos seguían en nuestro parque y nuestra fuente, tomando pan con queso, cerezas e incontables jarras de cerveza gracias a los mayores de 16. Si vuelvo a Alemania, evitaré estas zonas, porque sería muy doloroso ir y ver que no están ahí, y, si sucede lo peor, que me han olvidado.

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